Dr. Pablo: Fractura de huesos metacarpianos

Las fracturas de los dedos son lesiones comunes como consecuencia de golpes y caídas. Con frecuencia se encuentran en lesiones deportivas por contusiones directas y fuerzas de palanca que terminan por lesionar la anatomía. Las complicaciones de una lesión no diagnosticada pueden provocar limitaciones en la función de los dedos y la fuerza de la pinza y el puño.

Los huesos metacarpianos son los que forman los primeros ejes de cada uno de los dedos en la mano. Se enumeran del primero al quinto y forman un arco en el plano axial que permiten agarres amplios. La anatomía normal de los huesos metacarpianos permiten a cada uno de los dedos dirigirse hacia la eminencia tenar realizándose una rotación automática hacia el tubérculo del escafoides permitiendo así realizar la pinza con el pulgar.

Las articulaciones de los huesos del 4to y 5to metacarpianos son móviles, permiten una flexión de 20 a 30 grados en promedio lo que contribuye a la profundización del arco palmar permitiendo tomar objetos de diferentes tamaños. Esta flexibilidad permite angulaciones tolerables en caso de fracturas diafisarias de aproximadamente 20 grados.
En las fracturas de los huesos metacarpianos se presenta una deformación de convexidad dorsal debido a las fuerzas de los músculos intrínsecos y extrínsecos. Cuándo este acortamiento es mayor a 5 mm se presenta un impacto en la fuerza de prensión en la mano. La rotación de unos pocos grados produciría la deformación de las falanges con la consecuente superposición de una falange sobre la otra.

Las fracturas de metacarpianos pueden recibir tratamiento ortopédico conservador cuándo el desplazamiento, la rotación y el acortamiento suelan ser mínimos. La inmobilización debe realizarse siguiendo las reglas de inmobilización en posición intrínseca con flexión de las articulaciones metacarpofalángicas de 70 a 90 grados lo que permite minimizar secuelas y recuperación del movimiento temprano.

El tratamiento quirúrgico depende del tipo de fractura así como de las lesiones asociadas y el compromiso de los tejidos blandos como piel y tendones. Puede utilizarse la fijación agujas roscadas, tornillos canulados de doble compresión o placas de titanio que ofrecen una mejor resistencia y se pueden colocar sobre la cara dorsal neutralizando las fuerzas de tensión.
El seguimiento estricto es importante durante las primeras semanas para obtener estabilidad en la fractura, una vez alcanzados los datos de consolidación la rehabilitación temprana juega un papel primordial en los resultados y la evolución clínica.

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Dr. Pablo González Lomelín médico especialista en Ortopedia, subespecialista en Cirugía de la mano. Formación médica básica en la Universidad Nacional Autónoma de México.